Resolución de ser feliz
por encima de todo, contra todos
y contra mí, de nuevo
-por encima de todo, ser feliz-
vuelvo a tomar esa resolución.

Pero más que el propósito de enmienda
dura el dolor del corazón.
Jaime Gil de Biedma

Pero más que el propósito de enmienda
¡y sobre todo cuando nada hay de qué enmendarse!,
cuando el se enmienden otros que sí tienen de qué,
el se enmienden otros y dejen de enmierdarnos,
enmierdarlo todo,
soez serpiente rabo de lagartija
que a más que la cortes y la cortes
siempre acaba por reproducirse
como si le hubiese sido revelado
que el secreto de la vida es la inutilidad,
cuando el se enmienden otros que sí tienen de qué
ni asoma por el horizonte;
más que ningún propósito, el que fuese,
ser feliz por descontado,
de qué, con quién y cómo,
¿ser feliz de que el odio la envidia,
la maldad gratuita,
la inconsciencia, ¡o consciencia!
pero bien disfrazada
haya decidido cobrarse tu vida
sin que le cueste nada?;
más que ningún propósito
DURA EL DOLOR DE CORAZÓN.
Como dura la piedra con la que te lapidaron
y escondiendo la mano,
siempre escondiéndola,
ese su perfil malo que jamás ponen en sus fotografías,
vida espumarajo, vida quincalla
que pretenden profunda,
honorable,
se decían, dicen:
¿Acaso he sido yo?
Y tu conciencia lo dice,
esa, que, aunque la tengas pequeña
de deforme,
la tienes
y ella será el solo espejo
al que habrás de mirarte
y no admite perfiles retocados,
pinceles baratijas de la era digital.