(Fecha antigua 11-2-2007)
Aquí he venido a confesar públicamente (que deberían recomendar hiciesen, los curas a su clientela) que hasta hoy, y no creo que ya más, fui heterosexual, aunque tantas veces, tantas que hasta en alguna ocasión me lo llegué a creer, hube de representar el papel de lesbiana sexoadicta a petición de mis descerebrados amantes, a los cuales eso les excitaba más que el acto mismo de follar a pleno desenfreno. Para mí que se les quedaba la cabeza ahí y ya no la sabían ubicar luego "a lo que estaban", ¡o deberían haber estado, joder! ¡Joder ¿qué es eso de joder sin que la otra parte se entere, sin que hasta tú mismo lo hagas?! Debo confesar que deja mucho que desear la libido y su empleo del sexo en el tan grotescamente nombrado "fuerte", ¿sexo?, ¿seso?, ¿bíceps-tríceps?, ¿qué fuerte? Sólo les pone el fetiche, las pintadas cual monas, aunque lesbianas... repara en la exigencia, y, a ser posible, o bien tengan la edad de sus madres, o al menos la de sus hijas, aquello de la camaradería de las edades parejas lo tienen únicamente los que por pura necesidad, comodidad de vida, aspiran cuanto antes a pescar a la hacendosa fémina, chacha, secretaria, y a ser posible paridora, pues así le dejan bien sentado a la imbécil que tragó el anzuelo, que ya es de lo más difícil la vuelta atrás..... Sí que he llegado a creérmelo (Ahora digo, 28-5-08, ¿qué? ¿qué hemos llegado a creernos, qué llegamos a creernos, qué nos creímos? ¿Ser creer? Seer, creer, que debería haberse escrito siempre, y para todos nosotros, con dos ee) Véase si hemos llegado:
Debo salir, y además me produce tanto asco continuar con esto, ustedes me perdonen,
desde hoy me declararé homosexual forzada, dado que no existe, si varón, heterosexualidad cabal.
