Ya sé, pero es que tú me ves con buenos ojos, no precisamente los abesugados de Cortázar o cualquier otro pez o pajarraco. Los tuyos: Tus buenos ojos...
Como sólo de mujer. Mi muy querida ánima.
Yo, tu ánimus
Que hay que ver cómo te pongo. Parece que te escucho. Anima mía, ¿y cuál no?
¡¡Pero te agradecería que me echaras una manita para intentar ubicar esto, coño!! O: ¡Carajo! Si prefieres. No tengo acepción de sexo en esto del orden y concierto y sus estantes.
Yo coloco
Tú colocas o cuelas
(por el ojo de la aguja, el camello,
tú te vas de rositas da igual el delinquir)
Ella coloca
Nosotras colocamos
Todo el trabajo, sucio y limpio,
nos toca.
Desvaneciérase en Tocata y fuga de Bach
que no hubiese compuesto ninguna de las mujeres del susodicho.
¡Que hasta eso!: Les trabajamos, les trabajan la gloria;
ellas en la oscuridad.
Ana María Magdalena, ¿se está bien a la sombra?
Yo también sé de prisiones domiciliarias.
Se lo digan a mis estantes.