

Y para acompañar a tu doliente rostro rebuscando entre la fila de indistinguibles muñecos, cual si humanos cual si papirofléxicos, un rasgo a destacar, que alguno de ellos se suelte de la ordenada fila, para acompañar esa búsqueda inútil que no llevaste más allá, y en eso afortunada tú, de los 36, pues yo abrazando a la Belleza con la que paseaba la noche de primeros de enero del año 2003, pocos días después e oír tu voz de ultratumba, esa noche en la que una ventisca helada de ninguna parte venida casi nos congela a las dos, casi nos arranca del suelo, algo nos llevaba... algo me debió llevar de no ir con mi perrita, de no pensar en ella al intentar salir de donde no debí salir de no ir con ella, hoy estaría, estaríamos (yo contigo) en otro descanso. Pienso en la escena cumbre de "Cumbres borrascosas" (la única novela que debió gustarnos a las dos) en la que por fin Heathclif se reúne con Cati, arrebatado por similar ventisca. Yo en mi foto con nueve o diez años más de los que tú tenías en la tuya.
¿Y quién pintó esa "A" en tu zapato Flora Alejandra Bumita Blímele? ¿Otra vez el cachondeo global internáutico que tanto juega con tus fotografías o tu nombre, tu entera hermosa persona vida, tu trágica, tu tragedia; o alguien que temía olvidarse hasta de la inicial del nombre que tú misma te diste, tanto afecto te puso, o: tanto alzeimer tuvo? Alzeimer. ¿Para qué la h? Aunque ¿por qué la z?: Alceimer. Sería lo correcto.