Mi pintora favorita
El amarillo se asoma
entre los pinos, mojado,
mientras el verde declina
en los brazos del cansancio...
Voy apagando los rosas
del cielo mientras avanzo.
A mi izquierda los motores
ponen estruendo al espacio
y escupen sobre los pinos
sobre el seco aroma sano
el humo de su locura
a caballo del asfalto.
Los pinceles de la tarde
están labrando la noche
que en suicidio colectivo
quieren todos los colores.
La noche donde la imagen
en vértigo convertida
se arroja dentro del pozo
se esconde tras el espejo
de la luna o la fatiga.
Y el pincel se quedó quieto
los pinceles de la vida
con un cansancio tan negro
...Que dudamos que le asista
otro nuevo nacimiento
o alba que lo redima.
La imagen desaparece,
Alicia tras el espejo
tragada por la rutina.
La noche con el silencio
de toda la luz dormida
cierra la puerta el regreso.
La imaginación perdida
no podrá con ese obstáculo
sudario sobre la luna:
todos los colores muertos,
desolados, sin su Alicia.
...Todos los colores muertos
o mi Alicia sin salida.
Luna pálida, cansancio,
imaginación perdida.
¡La noche ¡Viene la noche!
...Mi pintora favorita.
Estoy llorando mientras lo transcribo.
¡Tú estabas aquí Alejandra, tú estabas aquí!
Este poema eras tú, era de ti,
era para acunarte
y que fuera no hiciese el frío de la noche, lo oscuro.
En ese fuera tan lejos al que te habías ido,
en esa alba no alba, voy a partir,
a ese pozo donde enterrar la imaginación:
Y el pincel se quedó quieto,
los pinceles de la vida.
Todos los colores muertos
o mi Alicia sin salida.
¡La noche ¡Viene la noche!
¡Mi pintora favorita!
