¿Acaso -Mira cuántos chochitos te traigo lesbianita préstame por unos momentos el tuyo?
¿O -Como todas esas vulvas eres para mí, vales por una docenita?
Me lo inspira la rosa que he puesto a la cabecera de todos mis diarios, no sólo éste, con idéntica lectura: .... A vulva tumba abierta.
Y caballeros, ya saben: Prohibidas las rosas para ustedes en relación con las sras, regalárselas. ¡Deberían ser ellas las que acudieran a ustedes así!:
-Mira cuántos florecidos chochos te traigo. Pues mucho más rosa encendida todavía este que guardo aquí para ti.
Las rosas guardan o deparan muchas más sorpresas desagradables que sus propias espinas.
Todo es concha y todo es muerte. Hablo de la concha y hablo de la muerte (A. Pizarnik)
No es paradoja. Estas que tenemos o tuvimos la facultad de parir, mejor no lo hiciésemos, y pareciera que nuestra concha o rosa fuese el cálido lugar de la vida. Cuando es al revés: Todo es concha y todo es muerte. O no me hace falta más que hablar de la concha para que la parca se me perfile. Así la muerte mordía y lamía una rosa: ... ¡Se mordía o lamía a sí, la muy pervertida o pajera de ella!
Mas ¿cómo no sería así?, si en cuanto les propones algo interesante a los caballeritos que te regalan rositas cual si fueras una lesbianita, ¡huyen despavoridos y eso que hasta ese instante se pensaban Hércules!
